Vanilla Fantasy 4 – Mr.E

Un chico llega a la fortaleza lunar, un lugar construido con el fin de proteger esas tierras de los horrores del lejano norte, pero para él son puras mentiras, según ese lugar sólo existía para cobrarle impuestos a las personas de la región. Por lo que para mantener la fachada siempre enviaban a un caballero a mantener el lugar funcionando, solo para el resto de su vida, él había sido el desafortunado elegido luego de la muerte del antiguo capataz.

Luego de recorrer todo el lugar, que además de vacío estaba desgastado y lleno de telarañas, fue hacia la habitación en donde aún yacía el cuerpo del sujeto anterior sosteniendo una carta. El chico lo llevó a fuera y lo enterró para luego leer la carta, en esta decía que en el ala oeste en un calabozo abandonado había logrado encerrar a un orco de las tierras gélidas, explicando cómo había sido el desafortunado encuentro del que por poco se pudo librar, no sabía por cuánto tiempo podría sobrevivir sin sustento, pero si el monstruo aun seguía con vida, debía encargarse de la tarea.

El chico se encaminó al lugar indicado y al llegar al calabozo se encontró con el orco aún con vida, era una chica y parecía tener hambre, por lo que la tomó en sus brazos y la llevó hasta el comedor, la mujer comía desesperadamente y el chico solo se limito a verla encantado. Al terminar de comer la mujer orco, se levantó exaltada e intentó explicarle algo desesperadamente al chico, pero él no le pudo entender, por lo que lo llevó hasta la entrada del calabozo.

El chico estaba confundido, pero recordó que junto al orco había otro monstruo y quizás había encontrado una forma de entrar desde ese lugar y ella parecía incómoda, por lo que sería mejor mantenerlo cerrado.

Al día siguiente el chico comenzó con la limpieza de todo el lugar y mientras lo hacía vio al orco hacerse algunas pinturas tribales, el chico intentó no distraerse demasiado puesto que pronto vendría un imperial a verificar que todo estuviera en orden. Ya había pasado un mes y el orco seguía en el patio cuidando la entrada del calabozo, él no había podido encontrar ningún lugar por dónde pudieran entrar los monstruos, por lo que no entendía qué era lo que le preocupaba y dado la diferencia de idiomas tampoco podía preguntárselo.

Al chico se le ocurrió la idea de enseñarle su idioma, lo que terminó siendo una tarea más difícil de lo que pensó, pero al menos la chica ya no lo estaba ignorando y al mostrarle un mapa pudo ubicar fácilmente dónde estaban. Pero si algo aprendió ese día es que le encanta el café, ese año prometía ser algo interesante.

Al inicio fue una rutina incómoda, pero con el tiempo el orco se fue interesando en los libros que había en la fortaleza, en especial los libros sexuales que guardaba el viejo. El tiempo fue pasando y habían progresado muy poco al intentar entenderse y tuvieron algunas dificultades. Pero pensaba dejarla ir a su ritmo, en una ocasión la chica alegremente, luego de leer un libro de cocina, le entregó un plato de comida de aspecto dudoso, pero él lo aceptó feliz, para luego pasar dos días enfermo. En ocasiones el chico no podía evitar pensar en la mujer mientras se bañaba y terminaba marturbándose, sin saber que el orco lo observaba.

En una noche fría el chico se levantó al baño cuando vio al orco en el patio vigilando, le pidió que entrara, pero no tenía caso siempre volvía a ese lugar, la noche empezaba a enfriar y él esperaba que no fuera a peor. Más tarde esa misma noche se despertó por el frío y recordó que la chica estaba fuera, por lo que salió corriendo a buscarla, estaba llena de nieve y temblando. Al dejarla en la cama, la capa que la chica llevaba se hizo a un lado dejando ver su diminuta ropa, el chico pensó en poner más leña al fuego, pero el orco medio dormido lo tumbó en la cama y lo abrazó, tenía las manos frias y al poco tiempo los dos cayeron dormidos.

Más tarde el orco se despertó encontrándose con el dorso del chico descubierto y no pudo evitar tocarlo, al chico que permanencia dormido parecía gustarle, por lo que el orco empezó a jugar con sus pezones, pero al apretarlos el chico despertó e incómodo le apartó la mano. La chica se dio cuenta de que él tenía una erección, el chico avergonzado intentó cambiar el tema y levantarse, pero ella lo detuvo con un beso.

El chico se lo devolvió besando su frente, para luego tímidamente ambos besarse apasionadamente, luego se quitaron la ropa y el chico jugó con sus senos, siguio besandola hasta bajar y hacerle un oral hasta hacerla correrse, el orco hizo lo mismo por él, siendo mucho más dura y mordiendolo en ciertas ocasiones. La chica se subió sobre el chico y él con mucho cuidado empezó a penetrarla, el orco lo estaba disfrutando al punto de gemir de placer, probaron distintas posiciones disfrutando el uno del otro, y así estuvieron por el resto de la noche hasta quedarse dormidos.

A la mañana siguiente un ruido despertó al chico, y la chica sobresaltada corrió hacía la puerta al patio y vio desde arriba como la puerta del calabozo se venía abajo y miles de monstruos salieron de ella, fuego empezó a salir dispersado y el chico tumbó al orco para protegerlo, hubo una gran exploción, un dragón salió del lugar y se perdió entre las montañas.

Los chicos salieron de entre los escombros, todos los monstruos habían quedado calcinados, el chico quedó confundido y preguntó si esa era la razón por la que vigilaba el lugar. La orca en su idioma le explico que hace mucho los monstruos empezaron a causar estragos y rastreando les llegó hasta ese lugar, cuando el anciano la encerró vio a uno salir de un portal, las leyendas de su gente hablaban de múltiples portales abriéndose, anunciando el regreso del señor oscuro, y su renacimiento ocurriría cuando un alma mortal y un ser del reino oscuro converjan en un mismo cuerpo.

El chico no entendió nada y se limitó a decir que le alegraba que ella estuviera bien, mientras tomaba su mano. En ese momento llegó un dignatario real para realizar la supervisión y al verlos tomado de la mano y desnudos, se volvió volando y hablando de traición. Al poco tiempo el chico recibió una carta dónde pedían que encerrara al orco y esperará su juicio, pero el chico no hizo caso y se marchó con el orco a su hogar.

Tuvieron un largo camino por montañas helados, en las que el chico fue aprendiendo un poco más sobre el idioma orco, luchando contra monstruos y teniendo sexo en cada oportunidad que tenian. Al llegar a las tierras gélidas, se quedó sorprendido, si bien era algo fresco, no era para nada como se lo imaginaba, al recorrer el lugar pudo ver algunas rocas talladas con la historia de los orcos y mientras se bañaba en las aguas termales recordó que un escolar le dijo que todo lo que se decía de los orcos y la guerra era falso, que de hecho los orcos eran primos distante de los elfos, y al ver a su amada no le quedaba duda de que así era.

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